martes, 30 de junio de 2015

Lozano en Facebook

Por cadena nacional la presidenta reconoció que en la Resolución 125 el gobierno (asesorado por Martín Lousteau) había calculado mal los números. Hace unos meses, la gestión gubernamental acordó con la Federación Agraria Argentina un sistema de retenciones segmentadas.
Quisiera recordar, en esta etapa de sinceramientos, que este legislador y el diputado (m/c) Eduardo Macaluse, presentamos en aquel momento un proyecto de retenciones segmentadas que tenía el visto bueno del entonces presidente del bloque del FPV (Agustín Rossi) y del representante de la Federación Agraria Eduardo Buzzi. Lo hicimos en el marco de una denuncia que impulsamos con Mario Cafiero y que demostró que, tal cual se había promovido la mentada Resolución 125, las que terminaban ganando eran las transnacionales cerealeras (representadas por el senador del FPV Urquía) en detrimento de los productores.
Los que en aquellos días intensos para la Argentina, promovíamos una solución razonable del conflicto, fuimos tildados con todos los epítetos habidos y por haber. Hoy, el gobierno puso en marcha la propuesta de retenciones segmentadas que nosotros impulsábamos y además la Presidenta reconoce que en la 125 había habido una equivocación".




La vuelta al campo


Volver al crecimiento

El agro que el país necesita


El abstracto y frívolo debate entre década ganada o perdida oculta más vasos vacíos que llenos. Pese a contar con su mejor oportunidad en un siglo, la Argentina perdió participación en sus principales mercados agropecuarios y de alimentos. Peor aún, en muchos casos nos reemplazaron países competidores con menores ventajas naturales.
Nuestra participación en la producción mundial de trigo cayó desde el año 2000 hasta ahora de 2,8% a 1,1%, lo que fue aprovechado por productores tradicionales como Canadá, Rusia y Ucrania, pero también por ¡Brasil! En maíz conservamos la misma tajada (2,4%) mientras nuestros socios del Mercosur la aumentaron casi dos puntos y China, la India, Rusia y Ucrania ganaron 5,2%.
En la exportación de carne vacuna, lejísimos del viejo liderazgo, caímos al duodécimo lugar con 200.000 toneladas, menos de la décima parte de los nuevos líderes, la India y Brasil, y sólo un 7% de lo que exporta el Mercosur, en el que Paraguay y Uruguay treparon a los lugares sexto y séptimo. Nuestra producción de leche se estima este año igual a la de 1999, mientras en el mismo período el mundo la aumentó 30%, Uruguay 70%, Brasil 66%, Nueva Zelanda 54% y Chile 33%. En fin, en la actividad estelar del siglo, la soja, la Argentina aumentó su participación de 16,5% a 18,2% entre 2002 y 2014, mientras Brasil lo hizo de 23,6% a 30,1% y Paraguay y Uruguay sumados también aumentaron más que la Argentina, de 1,8% a 3,8%.
Pese al notable desempeño empresarial innovador del campo, estos resultados no deben sorprender, dado que ninguno de los países que compiten con la Argentina ha castigado tanto como el nuestro la producción y la exportación de alimentos. La presión tributaria aquí no es sólo elevada, sino también regresiva. Llega a 37,5% del PBI (con impuesto inflacionario), es mayor que en los países desarrollados (36,6%) y mucho mayor que en los emergentes (28,2%).
Aun así, si estuviera centrada en impuestos realmente progresistas, podría tolerarse y ayudar a reducir la pobreza y la desigualdad, pero no es así. El impuesto a las ganancias es un 50,6% del total recaudado en países desarrollados, 25,3% en América latina y sólo 17,9% en la Argentina, pese a aberraciones como no ajustar por inflación los balances de las empresas ni el mínimo no imponible para las personas. Además de ser el único país productor de alimentos que castiga a las exportaciones con altísimos impuestos, también hay que pedir permiso para exportar carne, leche, trigo o maíz, o para importar insumos y bienes de capital. Tamaños impuestos a la producción limitan mucho la recaudación de otro tributo realmente progresivo económica y socialmente, el inmobiliario, tan relevante en Australia, Canadá, EE.UU. y Nueva Zelanda.
Así, en flagrante contraste con el discurso oficial, la Argentina recauda poco en impuestos socialmente progresivos y recauda mucho en impuestos socialmente regresivos y en los contrarios al desarrollo económico, no sólo a las exportaciones, sino también a las transacciones financieras, a los ingresos brutos en cascada y un IVA distorsionado, todo lo cual limita la producción y la inversión. La consecuencia es que, pese a contar con las mejores oportunidades de los últimos cien años, el volumen físico exportado de materias primas y manufacturas de origen agropecuario creció menos de 2% anual y el valor de exportaciones perdidas llegó a 150.000 millones de dólares entre 2003 y 2015 [¿?].
La buena noticia es que habrá una segunda chance, aunque difícilmente tan favorable como la que se malgastó. Los países emergentes, que aportan el 90% del aumento de la demanda de alimentos y materias primas, seguirán liderando el crecimiento global. No obstante, los últimos informes de OCDE-FAO y del Departamento de Agricultura de EE.UU. estiman una lógica desaceleración del crecimiento de las importaciones de alimentos desde 3,6% anual entre 2004 y 2013 a 2,1% anual de aquí a 2023, todavía por encima del aumento de 1% de la población mundial. Aun así, si siguen creciendo rápido África y Asia, y si vuelve a hacerlo América latina la demanda puede superar las previsiones citadas porque estos subcontinentes tienen todavía mucha pobreza y aportarán cerca del 90% de los 1700 nuevos habitantes del planeta de aquí al 2040.
Para que la Argentina vuelva al crecimiento y para evitar que las abuelas de fin de siglo cuenten a sus nietos el nuevo fracaso del país, sus dirigentes deberán mejorar sustancialmente las políticas relevantes para el campo y las agroindustrias. Las elecciones abren una esperanza y por ello preocupa que desde el oficialismo surjan señales de que todo puede seguir como hasta ahora salvo en un discurso menos vengativo y en mejoras menores. Sería un grave error, porque la Argentina está (mal) organizada para funcionar con una soja de 500 dólares; pero hoy vale 30% menos, y a corto plazo sólo volverá a aquel nivel con mala meteorología en los países productores.
En el extremo opuesto hay quienes proponen soltar rápido las riendas, liberar el cepo, devaluar y eliminar restricciones e impuestos a las exportaciones como lo han hecho Brasil y Uruguay, cada uno a su modo. El problema de este enfoque es que, además de que tales políticas pueden tener efectos sociales negativos, al menos a corto plazo, una diferencia entre la Argentina y Brasil o Uruguay es la mayor intensidad aquí de los conflictos y tensiones entre exportación y consumo interno y entre agro e industria. Por esa razón, si se liberalizara todo rápidamente y a poco de andar subieran los precios externos de la carne o la leche, se correría el riesgo de la vuelta atrás, como -exageradamente- ocurrió aquí desde 2005. Lo que necesita nuestro país es, en cambio, una política integral y sostenible de desarrollo del campo y de las agroindustrias, algo que se propone más claramente desde la oposición. Por cierto es necesario eliminar rápidamente los permisos para exportar y proponer senderos creíbles y de plazos ciertos para eliminar el cepo, permitir importar y reducir hasta anular y reemplazar por otros impuestos los que gravan las exportaciones. Pero también es necesario atender las tensiones entre exportación y consumo interno, muy especialmente en carnes y lácteos. El mejor instrumento para hacerlo es la asignación universal por hijo, universalizándola en serio y utilizándola en parte para subsidiar alimentos, sobre todo los más nutritivos.
También se debe contemplar la convivencia del desarrollo agropecuario con el industrial. La increíble represión del desarrollo agrario es causa principal del cepo cambiario y ha demostrado que no es posible un desarrollo industrial sostenible sin el agro. Pero también es necesario demostrar la compatibilidad del desarrollo agropecuario con el industrial. Además del fuerte impacto industrializador del agro por su demanda de tecnología, maquinarias y equipos y por generar las materias primas para un salto cualitativo en el valor agregado local -con diferenciales arancelarios, pero no sólo con ellos- deben contemplarse otras cuestiones. La principal es evitar apreciaciones cambiarias desequilibrantes. Esto requiere superávit fiscal, casi imposible a corto plazo, pero también una política sistémica de competitividad que además de buenos impuestos comprenda infraestructuras, educación y formación profesional, una mayor cercanía de la lograda en este siglo entre ciencia, tecnología y producción, créditos y mercado de capitales e intensas negociaciones comerciales con nuestros socios estratégicos.
De lo que se trata en definitiva es de soñar y lograr un país muy distinto en su geografía humana, social, económica y política, que supere estructuralmente la pobreza, que reduzca la desigualdad social y regional, que distribuya mejor su población y que dé lugar a decenas de desarrollos locales con fuerte creación de empleos calificados, como los de Mendoza o Rafaela. Por último, pero quizás lo más importante, lograr un país genuinamente federal, con un poder más repartido que evite o al menos contrapese proyectos políticos hegemónicos que pretendan, como el gobierno actual, llevarse por delante las instituciones de la Constitución y la convivencia pacífica entre los argentinos.




viernes, 26 de junio de 2015

Sobre errores en la 125

Del discurso de Crstina en La Pampa por cadena nacional el 25/06/2015

"sobre todo uno que me costó sangre, sudor y lágrimas, no voy a hacer nombres porque yo no hablo mal de ningún colaborador o ex colaborador de mi gobierno, eso lo dejo para los desagradecidos y los que no quieren reconocer, yo soy así, pero la gente sabe, los compatriotas saben qué fue lo que pasó en 2008 con la 125, y cómo casi nos hacen volcar por haber calculado mal los números, y ahora nos vienen a dar lecciones. No importa, nosotros no vamos a ofender ni a agraviar a nadie, pero ¿saben qué? Nos gusta la gente que se hace cargo de las cosas, porque nosotros nos hemos hecho cargo de todo: de lo que hemos hecho mal y de lo que otros han hecho mal también"

La clara alusión a Lousteau a días de la elección a jefe de gobierno de la ciudad es difícil no leerla como intento de hacerlo retroceder en intención de voto. Pero aún así, la declaración expplícitamente reconoce errores de cálculo en 2008.
Como siempre en el discurso oficial, y a contrapelo del final de la cita, la culpa la tiene




jueves, 25 de junio de 2015

protestas de FAA

En ámbito financiero


La FAA ratificó un día de protestas para reclamar más "segmentación"


El presidente de Federación Agraria Argentina (FAA), Omar Príncipe, ratificó que los productores rurales convocaron a una "jornada nacional de protesta" para el martes 30 de junio para reclamar la eliminación de retenciones al trigo para la campaña 2015/2016 y la liberación de exportaciones. 
"Hoy es 25 de junio y es un aniversario más del Grito de Alcorta, se cumplen 103 años de la primera revuelta agraria", recordó el dirigente agrario en diálogo con radio América. "Los chacareros salieron, hicieron una huelga e institucionalizaron la Federación Agraria y eso se plasma en un día de festejos y homenajes, pero nos encuentra como hace 100 años atrás en estado de alerta y movilización y demandado por políticas y medidas que faltan", aseguró. 
Príncipe explicó que la decisión de exponer las quejas surgió en una asamblea realizada en Córdoba, pero que al poco tiempo se "fueron sumando" ruralistas del sur de Santa Fe, Bragado (Buenos Aires), Presidente Saénz Peña (Chaco), Formosa, Mendoza y Salta. "Hay muchos puntos del país que van a ir sumándose", anticipó. 
Al ser consultado por los motivos de la protestas, el titular de la FAA explicó: "La razón es que en el caso de la Pampa Húmeda hay un pedido urgente, que es el tema del trigo. Cada día que pasa que no se toma una determinación para darle un horizonte al que quiere sembrar trigo estamos perdiendo. Por eso ya cayó la intención de siembra: primero se habló de 15% y después de 20% y 25% de pérdida de intención de siembra a medida que pasan los días", indicó. 
En ese marco, aseguró que para sembrar una hectárea de trigo el costo es de 37 o 38 quintales por hectárea, que es "por arriba" del promedio nacional de lo que da una hectárea. "Con los costos cada vez más altos que tenemos el día que queremos sembrar trigo ya perdemos dinero", afirmó.
"Necesitamos recobrar y tener transparencia en la comercialización, hay casi tres millones de toneladas de trigo que los productores no pueden vender, hay que abrir las exportaciones de la campana pasada", reclamó. 
Asimismo, solicitó "eliminar las retenciones del 23% para los pequeños y medianos chacareros", aunque luego destacó que el Gobierno "ya dio algunos pasos" para mejorar la situación del campo. "Para la devolución de las retenciones de la campaña pasada se identificaron a 46.000 productores y ya están cobrando 25.000", señaló. 
En ese marco, dijo que ahora "le decimos al Gobierno que hay que profundizar esta identificación y segmentación de productores y darle horizonte sacando las retenciones para que pueda ahora tomar la decisión de sembrar".
Príncipe no descartó reunirse con el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, o cualquier otra autoridad si el Gobierno nacional los convoca. "Por supuesto que vamos a ir a plantearles (los problemas) y escuchar la respuesta", sostuvo. 
"Siempre estamos abiertos al diálogo y creemos que es importante y necesario en este momento de la Argentina y para adelante. Siempre es una oportunidad poder dialogar, gestionar y ponernos de acuerdo, y en el caso nuestro en representación del miles de chacareros que necesitan del Estado y que el gobierno los reconozca con políticas públicas orientas a esos chacareros", remarcó.



miércoles, 24 de junio de 2015

Silobolsas

De La Nación


Silobolsas: la revolución del agro que obsesiona al Gobierno

Blanco de ataques de origen desconocido y objeto de críticas por supuesta especulación, esta forma de guardar granos representa la mitad de la cosecha; es un desarrollo argentino y se exporta a 50 países


"Haga patria: corte un silobolsa." El año pasado, en Oliva, una ciudad ubicada a 100 kilómetros de Córdoba, esa frase pintada de rojo sobre el fondo de una pared blanca fue el preludio de una ola de ataques contra silobolsas, los enormes bolsones blancos que se pueden avistar en los campos desde cualquier ruta. Allí, casi una treintena fueron destruidos a navajazos y los granos de soja que contenían quedaron desparramados por el piso.
Oliva fue el lugar emblema de estos ataques, pero en 2014 hubo otros casos en esa misma provincia, Buenos Aires, La Pampa y Santa Fe, entre otras. Nunca aparecieron los responsables, pero a muchos productores les quedó la sospecha de que el clima belicoso del Gobierno contra quienes guardan soja en ellos podría haber influido.
Hace unas semanas, el récord de Oliva fue superado. A 245 kilómetros de Córdoba, en Leones, varios campos sumaron un total de 50 bolsones destrozados. Esta vez no hubo pintadas que anticiparan las roturas. Pero, a diferencia de otros casos que quedaron en la nada, se detuvo al supuesto agresor, un ex productor devenido en transportista y con vínculos con el kirchnerismo local.
El silobolsa se ha transformado en un símbolo. Para el Gobierno -tan necesitado de dólares- es la cara de la especulación del campo. Para los productores, un fenómeno que, ante limitantes de almacenaje, logística y comercialización, en los últimos 20 años les permitió acompañar una cosecha creciente.
Tan fuerte fue su irrupción que cambió el paisaje del campo. Ahora, además de cultivos y vacas, desde el aire o desde una ruta se divisan, inconfundibles, estos largos bolsones blancos de plástico.
De haber hablado de la soja como un "yuyo" en 2008, en plena disputa con el campo por las retenciones móviles, la misma presidenta Cristina Kirchner ahora asocia los silobolsas con la especulación.
Además de cultivos y vacas, desde el aire o desde una ruta se divisan, inconfundibles, estos largos bolsones blancos de plástico.
Casualidad o no, productores que recibieron la visita de inspectores de la AFIP en su campo escucharon más de una vez una pregunta insólita: "¿Los tenés para especular?" El año pasado, ese mismo organismo comenzó a exigirles a los productores que declararan la ubicación georreferenciada de las bolsas y emitió una norma para que los fabricantes informaran a quiénes los venden.
El silobolsa no es un invento argentino, por más que la viveza criolla se lo atribuyó. El sistema de embolsado se desarrolló desde los años 70 en Estados Unidos y Europa con el fin de conservar forrajes para la alimentación animal. Lo que en la Argentina sí se hizo fue una adaptación del sistema, con una interacción público-privada mediante.
Para cubrir el bache de la insuficiente capacidad de almacenaje mientras crecía la cosecha, el silobolsa se empezó a usar, previa modificación de la máquina de embolsar, para guardar el grano recién cosechado.
Ante una capacidad del país para almacenar de manera estática sólo entre 65 y 70 millones de toneladas, el silobolsa permitió que la producción, de 50 millones de toneladas en 1996/1997, se expandiera a más de 100 millones [¿?].
El sistema de embolsado se desarrolló desde los años 70 en Estados Unidos y Europa con el fin de conservar forrajes para la alimentación animal
El salto fue impresionante. En la campaña agrícola 1998/1999 se almacenaron en silobolsas dos millones de toneladas de granos. En la de 2013/2014, 41 millones de toneladas. El año pasado se guardó allí el 40% de la producción (el resto fue a los tradicionales silos de chapa o cemento, o se envió a los puertos). Aunque no está concluida la campaña 2014/2015, hay estimaciones de que este año podrían superarse los 50 millones de toneladas.
En 2014, la Argentina fue el país donde se vendieron más bolsas para guardar granos secos, con 230.000 unidades. Le siguieron Estados Unidos, con 90.000, y Brasil, con 50.000, entre otros países. Este año se estima que se comercializarán en la Argentina más de 300.000 bolsas.

ATRIBUTOS

El silobolsa no es otra cosa que un sistema hermético que impide la normal circulación de gases entre el interior y el exterior del almacenamiento, y genera una composición de gases diferente a la composición atmosférica para favorecer la conservación del grano.
"La bolsa plástica es un envase constituido por una mezcla de polietileno lineal de baja densidad [LLDPE] y polietileno de baja densidad [LDPE]", explicó Diego Mauricio Santa Juliana, técnico del Grupo Poscosecha del INTA Manfredi. El primer elemento ayuda a la resistencia de la bolsa que tiene que almacenar granos. El segundo contribuye a su estabilidad. Su capa exterior, blanca, tiene filtros de UV para reflejar los rayos solares. En el interior hay una capa negra que sirve para evitar la entrada de luz, lo cual condiciona el desarrollo de agentes patógenos en el silo.
El espesor promedio de una bolsa es de 235 micrones. Las hay de diferentes diámetros (pies) y largo, pero la más común es de 9 pies por 60 metros de largo. Cada una de esas bolsas puede guardar 200 toneladas de trigo, maíz o soja, y 120 toneladas de girasol.
"Es un almacenamiento transitorio, ya que puede resguardar los granos, como máximo, por dos años. Su principal ventaja es la hermeticidad, que permite la automodificación de la atmósfera interior con el fin de restringir la disponibilidad de O2 [oxígeno] e incrementar la concentración de CO2 [dióxido de carbono] del aire, disminuyendo así los procesos de respiración de los hongos e insectos", detalló Santa Juliana.
Cada una de esas bolsas puede guardar 200 toneladas de trigo, maíz o soja, y 120 toneladas de girasol
Para el productor, la bolsa plástica vino para mejorar su logística, los tiempos de comercialización (aguardar precios más atractivos y no tener que vender cuando bajan, en plena cosecha) y poder segregar la producción por calidad.
"Solucionó el déficit de almacenamiento de los años 90, mejoró la gestión de la empresa agropecuaria, disminuyó drásticamente los cuellos de botella de la comercialización, redujo costos en un 25% y transformó al productor en un nuevodriver de comercialización", sintetizó Guillermo Álvarez Reyna, experto de la firma Martínez y Staneck, pionera en la fabricación de las embolsadoras, las máquinas para el proceso de almacenaje. "Con esta tecnología hay más posibilidad de hacer negocios", añadió Alberto Mendiondo, responsable de comercio exterior de Ipesa, fabricante de silobolsas.
Una interacción del sector privado y público, este último a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), impulsó investigaciones y ensayos que fueron afinando la tecnología. Según un estudio del Instituto de Economía del INTA, desde su incorporación, hace 20 años, el silobolsa generó más de 10.000 millones de dólares, considerando, entre otros factores, el ahorro en instalaciones fijas más caras, costos de transporte y comercialización, y los ingresos del negocio agrícola.

EL DESARROLLO

La explosión del sistema llevó a una profusa proliferación de fabricantes de bolsas. Hay seis productoras de silobolsa para un negocio de más de US$ 100 millones: son Ipesa, Plastar, Thyssen Plastic Solutions, Graner, Agrinplex y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). Ipesa lidera el mercado con un 70% de las ventas. Además, en 2014 fue líder en Brasil con un porcentaje similar de ventas. En ese país se almacenan con este sistema unos 10 millones de toneladas de granos, el 8% de la cosecha.
También hubo un despegue de fabricantes de embolsadoras y extractoras del grano almacenado. Hay más de una docena de firmas en este rubro y todas son pymes enclavadas en pueblos de la pampa húmeda.
Las máquinas son muy eficientes, con capacidad para embolsar más de 210 toneladas por hora. Trabajan con un tractor que las acciona y un sistema de sinfines que traslada el grano, descargado de una tolva, al interior de la bolsa. Por su peso, el grano estira la bolsa.
La firma Martínez y Staneck evolucionó incluso con una máquina de "energía cero", sin el accionamiento de un tractor ni sinfín, donde el grano se desplaza a la bolsa por gravedad.
La tecnología que aquí se perfeccionó para suplir la insuficiente capacidad de almacenaje salió al mundo. Se exporta a 50 países y deja ingresos por US$ 50 millones
En tanto, las extractoras, que reemplazaron a los chimangos que se usaban para sacar el grano, pueden extraer 180 toneladas por hora.
La tecnología que aquí se perfeccionó para suplir la insuficiente capacidad de almacenaje salió al mundo. Se exporta a 50 países y deja ingresos por US$ 50 millones.
"Las perspectivas de crecimiento de nuestra tecnología de silobolsas son muy buenas a nivel internacional, ya que hay muchos países que tienen grandes volúmenes de producción y poco desarrollo de infraestructura de poscosecha", precisó Ricardo Bartosik, referente del INTA Balcarce en la materia.
Los cuestionamientos del Gobierno a quienes guardan soja con este sistema provocaron alarma entre los productores que sufrieron ataques en su campo. En octubre del año pasado, a Luis Dillon le rompieron tres bolsas plásticas cerca de Idiazábal, en el sur de Córdoba. "Cualquier cuestionamiento a la propiedad privada y a la libertad me parece fuera de lugar y si proviene de un gobierno es preocupante", afirmó.
Este productor usa el silobolsa para optimizar el negocio de su empresa. "La principal causa de adopción, en mi caso, fue la posibilidad de diferir las ventas conservando la propiedad de los granos", dijo. "También lo hicimos por un tema de logística, ya que permite no parar la cosecha frente a la falta de camiones y porque juega un rol fundamental en caso de falta de caminos, por ejemplo, por causa de una inundación", agregó.
Los cuestionamientos del Gobierno a quienes guardan soja con este sistema provocaron alarma entre los productores que sufrieron ataques en su campo
Algunos buscan hacer docencia ante los dirigentes políticos para que entiendan cómo funcionan los silobolsas. En la última edición de Expoagro, en el vip de la muestra, Jorge Scoppa, productor de la zona de Rafaela y contratista de recolección de cosecha, se animó a sacar el tema del silobolsa cuando Julio Cobos y otros dirigentes se pusieron a hablar sobre la infraestructura para el sector. Scoppa, un usuario de este sistema, les dijo: "Si la Argentina no tuviera hoy silobolsas no podría levantar la cosecha en tiempo y forma porque el volumen es mucho mayor y por el clima: cuando hay inundaciones no se puede entrar con el camión".
En la última década, las cosechadoras crecieron en capacidad de trilla. Una máquina moderna puede llenar entre 8 y 10 camiones con soja por día y 20 camiones de maíz. Si un productor grande tiene tres cosechadoras trabajando, necesita 60 camiones diarios para sacar la producción. Es algo complicado que se puede resolver con el uso del silobolsa.
"El productor no dispone de capacidad económica para armar silos fijos, que quedan para siempre en cada campo. Un silobolsa, que es descartable, le cuesta 6000 pesos y almacena 200 toneladas. Si quisiera poner una instalación fija para eso necesitaría 150.000 pesos", evaluó Scoppa.

martes, 23 de junio de 2015

El manejo de la crisis brasileña


BRASIL DESTINARÁ 9.633 MILLONES DE DÓLARES A LA AGRICULTURA FAMILIAR
22/jun/2015
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, anunció hoy que su Gobierno ofrecerá créditos por 28.900 millones de reales (unos 9.633 millones de dólares) a la agricultura familiar, responsable por cerca del 70 % de los alimentos que produce el país. [¿?]


Al presentar el plan de apoyo a la agricultura familiar, Rousseff destacó que, a pesar de los ajustes por los que pasa la economía brasileña, ese sector, que calificó de "estratégico", tendrá a su disposición un 20 % más de recursos que en la cosecha anterior [nótese que el dólar subió un 38% en el último año].

También subrayó que los pequeños productores disfrutarán de tasas de interés preferenciales, que llegarán a un máximo del 7,5 % anual, frente al actual índice de referencia, que se sitúa en 13,75 %.
Asimismo, la mandataria anunció que, a partir de este año, las compras gubernamentales de alimentos, que abastecen a las escuelas públicas, cárceles, hospitales y a las Fuerzas Armadas, entre otros sectores, estarán volcadas en un 30 % a la agricultura familiar.
Según cifras oficiales, las casi 5 millones de personas que en el país se dedican a la agricultura familiar producen el 70 % de los alimentos que llegan a la mesa de los brasileños y representan el 75 % de los campesinos [este manejo de los datos es ridículo, al margen de que uno olfatea que es un bolazo, recién dijo que amplían las compras estatales de alimentos al 30%, ¿cómo carajo hacían hasta ahora para comprar menos si los agricultores familiares producen el 70% de los alimentos?].





lunes, 15 de junio de 2015

Números finos en la disputa del excedente

El alquiler de campos, demorado y sin cierre de negocios a la vista

Empresarios inmobiliarios y productores estiman que las causas son el mal resultado económico de la campaña pasada; los valores cayeron hasta 15% en la zona núcleo



Para esta fecha del año ya tendrían que empezar a cerrarse contratos de alquiler en las principales zonas agrícolas del país. Pero las cuentas para pagar un arrendamiento con posibilidades de ganar dinero a cosecha se pone muy tirante.
"Estamos en junio y hay muchos campos sin alquilar. Vamos negociando lentamente. En otros años a esta altura, el 80 o 90% de los negocios estaban hechos, pero en el actual estamos posiblemente cercanos a un 50 % de los contratos sin cerrar", dijo a LA NACION Mariano Maurette, de la firma inmobiliaria Álzaga Unzué & Cía. SA.
Según el empresario "este año es uno de los más difíciles de los últimos cinco, porque los arrendatarios han tenido buenas cosechas, pero los resultados económicos de la campaña han sido muy malos" y agregó que "básicamente, una de las posturas que tomaron los productores fue no aumentar la superficie sembrada e intentar renovar lo arrendado en años anteriores".
Entiende que otra medida que están intentando los arrendatarios por su falta de liquidez es participar en el riesgo al propietario, es decir ir a porcentaje sobre el rinde. "Por ejemplo, puede ofrecer seis quintales de soja que lo pagará en plata; de lo que rinda, el 30, 35, 40 por ciento o lo que fuere pactado es para el propietario y el resto es para el que siembra", explicó el ejecutivo.
Otra metodología que hace rato está vigente es pagar en etapas. "En algún momento se pagaba todo de contado, pero ya no es así. Ahora, el contrato se abona una parte al principio; otra en enero, después de la cosecha fina, y el saldo en mayo, tras la cosecha de soja", señaló Maurette.
Respecto de los valores, desde ya son más bajos de los de la última campaña. Según el ejecutivo, para las mejores zonas, como la núcleo maicera de Pergamino, Rojas, Colón, Salto "posiblemente la caída haya sido de un 10 o un 15 %, pero en las zonas agrícolas más limitadas, como el oeste bonaerense o sudeste de Córdoba, tal vez la baja haya sido superior a un 20 o un 25 por ciento".
Recordó Maurette que, aproximadamente, en la zona núcleo se llegaban a pagar el año pasado entre 19 y 20 quintales de soja la hectárea, y hoy ese valor está entre 15 y 16, y en el Oeste, donde se pagaban 16 o 17 quintales, hoy ese precio es de 12 y 13 quintales.
Por su parte, Roberto Frenkel Santillán, de Bullrich Campos, coincidió en que todavía no hay nuevos negocios, pero se están renovando los alquileres que había, siempre con una mejora respecto del arrendatario. "Todo va a porcentaje y a riesgo. Ya es muy poco lo que se pacta a quintales", agregó.
En estos momentos, a la hora de pactarse negocios subrayó que el porcentaje es variable según la zona: "Entre el 25 y el 35 % en las mejores zonas es para el propietario, pero por supuesto que en el rincón maicero el porcentaje es mayor. Pero siempre es a riesgo, Es decir, se cubre costos y después, a porcentaje".
No obstante, Frenkel Santillán señaló que en los campos muy buenos, que son de "bajo riesgo," se pagan tres o cuatro quintales por adelantado y el resto va a porcentaje. "Si el negocio se cierra a 14 quintales, se adelantan 3 o 4 y el resto se liquida a cosecha, pero queda supeditado al resultado", agregó. Recordó que el año pasado, en cambio, en la zona núcleo los alquileres se pagaban cuatro quintales por adelantado, otros cuatro en septiembre, otros cuatro en diciembre y el resto a cosecha. "Hay una diferencia sustantiva", remarcó.
En tanto, en la zona extrapampeana la situación es diferente. "Está muy difícil, porque la gente perdió y no tiene renta; el trigo, por ejemplo, va a reducir su superficie. Hay campos que este año no se trabajarán y quedarán abandonados. La campaña viene más dura respecto del año pasado", sentenció Frenkel Santillán.
Agregó que en esta zona hay negocios que no se han cerrado y no se sabe qué va suceder. "Inclusive se pacta según el cultivo que se haga y en esto el maíz es el más castigado porque es el que menos renta tiene."
Por su parte, el CEO de Los Grobo, Horacio Busanello, dijo que el acuerdo para alquileres "está sujeto al resultado final por lo que se comparte riesgo climático, de producción, de precios, etcétera. No hay pago por anticipado ni precio fijo por hectárea". Explicó que la ganancia resultante se divide de la siguiente manera: dueños, entre el 35 y el 50 %, según la aptitud agrícola del campo, y el productor se queda con entre el 65 y el 50 por ciento.
Los Grobo, que llegó a tener en producción en la Argentina 120.000 hectáreas, y que en 2014 ya las había reducido a 45.000, este año tiene el objetivo de cultivar entre 20.000 y 25000 hectáreas. "Pero a la fecha hay cerrados contratos por menos de 10.000 hectáreas", concluyó Busanello.
A su vez, Jorge Zunino, productor que hace 20 años alquila entre 600 y 800 hectáreas en Rojas, en la zona núcleo bonaerense, coincidió en que los alquileres este año están demorados respecto al año pasado, pese a ser el mes en que se concretan los contratos. "Está bastante discutido. Es una campaña muy reñida a raíz de la baja de los precios de los cereales; para el rentista se hace difícil por la presión impositiva y para el contratista, por los costos. Entonces esto hace que haya que flexibilizar las partes. Hay que encontrar un punto de inflexión entre dueño y arrendatario", señaló.
Agregó que la forma de pago sigue siendo en quintales de soja, hoy en el orden de 14-16 quintales por hectárea en campos buenos. Es decir con una baja de entre cuatro y cinco quintales que el año pasado, esto es entre un 15 a un 20 %, "pero por ahora". Lo que le preocupa a Zunino es que con esta situación "se está rompiendo la rotación, dejando afuera el maíz y bajando la superficie de trigo, por los altos costos de implantación y la falta de previsibilidad en la formación de precio".
En tanto, Santiago Hollmann (ver aparte) que siembra 14.000 hectáreas por año en el oeste bonaerense y en las provincias de Córdoba, La Pampa y Salta considera que su empresa está enfrentando el peor período desde que está en la actividad. "El movimiento de campos hoy en la provincia de Buenos Aires es casi nulo y los principales grupos de siembra ya redujeron sus áreas a sembrar", señaló.
Y ejemplificó un caso dramático en Salta: "En el norte de Tartagal, este año en un radio de 15 kilómetros quedaron aproximadamente 30.000 hectáreas con candados en las tranqueras y es posible que esta cifra aumente".

Ciclo ganadero

FAENA DE HEMBRAS: BRUSCA CAIDA


En mayo se despacharon para faena 1,03 millones de cabezas, resultando 1% menos que en abril y 1% más que hace 12 meses.


En los primeros cinco meses del año la faena aumentó 2% interanual; en los últimos 12 meses la variación fue de -3% con respecto al mismo período comparable de un año atrás y en el último trimestre el mismo cotejo arroja una suba del 3%.
Es decir, varios números con signos distintos pero siempre dentro de un rango muy acotado.
Pero la característica sobresaliente de la faena de mayo fue la brusca caída en el porcentaje de hembras, que fue de 41,8%, casi 2 puntos menos que en abril y más de 3 puntos por debajo del promedio de 12 meses móviles.
Hay que remontarse sólo seis meses atrás para encontrar una participación de hembras en el mes que superaba la línea marcada por la evolución de los 12 meses móviles.
Este movimiento es típico de los momentos en que se retrae la faena y se da forma a una fase de retención.
Sin embargo, la faena total, medida por años móviles (12 meses seguidos) lleva siete meses desde que empezó a moderar la caída que arrastraba anteriormente y tres meses desde que empezó a mostrar aumentos en forma interanual.
En el caso de la faena de machos, lleva los mismos siete meses de desaceleración y los mismos tres de aumentos, pero con una pendiente más empinada, es decir, lo está haciendo a una velocidad mayor.
El ciclo ganadero
Esas tendencias que nos estaban mostrando que la ganadería abandonaba el período de merma en la faena o retención que caracterizó al tiempo desde fines de 2013 a fines de 2014, están siendo desafiadas por esta caída en la participación de hembras.
Siempre que hay una inflexión en las fases del ciclo ganadero, suelen aparecer estos cambios de tipo contradictorio hasta que una de esas tendencias prevalece.
En esta oportunidad, el mejoramiento relativo que ha tenido la ganadería vis a vis la agricultura y cierto clima de cambio de régimen, pese a la gran incertidumbre que lo caracteriza, pueden estar haciendo rotar rápidamente aquélla dirección.
No queda otro remedio que esperar a ver qué pasa en los próximos meses con estas variables y con los precios para poder establecer mejor hacia adónde se dirige la producción de carne en la Argentina.



viernes, 12 de junio de 2015

Vale todo

La semana en que se pudo decir cualquier cosa


Tweet de la SRA ( @sociedadrural )



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