martes, 26 de septiembre de 2017

70/30


Omar Príncipe reelecto presidente de la Federación Agraria


Omar Príncipe fue reelecto como presidente de la Federación Agraria Argentina al imponerse con el 70% de los votos a la lista apoyada por De Angeli, y encabezada por Omar Barchetta.
En el 105 Congreso Anual Ordinario de la Federación Agraria Argentina, Omar Príncipe fue reelecto como presidente de la entidad, con una amplia diferencia frente a quienes conformaron una lista interna afín el gobierno de Mauricio Macri, apoyada por Alfredo De Angeli y encabeza por el ex diputado nacional Omar Barchetta.
El reelecto presidente, que había sido elegido por primera vez en 2014, se impuso por el 70% de los votos, en el Congreso Anual de la FAA realizado en el salón Metropolitano de la ciudad de Rosario.
Tras la elección, Príncipe FAA sostuvo que va a “seguir trabajando por conseguir las políticas públicas diferenciadas que tanto anhelamos en la Argentina”. Ya en la apertura del Congreso había destacado que “el modelo productivista solo, sin políticas diferenciadas para pequeños y medianos productores, no garantiza el desarrollo”. Yendo un poco más al fondo de la cuestión, señaló que “Se habla de millones de toneladas de materias primas producidas, pero hay cada vez menos productores agropecuarios”.
En cuanto a las cuestiones internas de la Federación, Príncipe llamó inmediatamente tras la elección a la unidad, señalando que “Somos todos federados, tenemos que trabajar todos juntos”.
Y en esa clave convocó a todos, tanto los delegados de Federación Agraria como a los pequeños y medianos productores para “seguir trabajando por conseguir las políticas públicas diferenciadas que tanto anhelamos en la Argentina”.
Por otro lado, hacia quienes se siente críticos de la conducción de FAA requiriendo más acciones de la federación, dijo que para los que “sienten que la FAA tiene que hacer más”, “vamos a hacer todo el esfuerzo posible que (se) necesita”. Así, expresó que anhela “una Federación Agraria que llegue a todo el país y que puede volcar las demandas de los pequeños y medianos productores”. Finalmente, indicó que “No podemos resolver los problemas, pero sí podemos acompañar a todas las familias agrarias del país; ése tiene que ser el compromiso que se tiene que renovar año tras años”.

viernes, 1 de septiembre de 2017

Huergo sobre Barsky

En Clarín del 01/09/2001


OPINION
La revolución se profundiza

Por HECTOR A. HUERGO. De la Redacción de Clarin Rural.
El campo está sembrando para alcanzar la mayor cosecha de la historia. La Secretaría de Agricultura estimó una recolección de 73,5 millones de toneladas, cinco más que el récord de esta última campaña. Es impresionante, porque esto ocurre en medio de una crisis financiera sin precedentes, que por supuesto afecta también al agro. Falta financiamiento, los bancos están retirados, y los proveedores de insumos recibieron la orden de cortar el chorro tras los incobrables acumulados.

Pero el proceso de fondo es tan fuerte que nadie puede detener lo que hace ya más de cinco años bautizamos, a principios de los 90 y antes del despegue, como la "Segunda Revolución de las Pampas". 

Y esto empieza a reflejarse, felizmente, en una nueva visión sobre el potencial del agro desde distintas vertientes. El pensador liberal francés Guy Sorman, en una nota firmada esta semana en La Nación, retomó el mensaje que había dejado en el congreso de AAPRESID, reivindicando el potencial del sector para sacar al país de la crisis. Más sorprendente fue Osvaldo Barsky, un sociólogo cortado por la tijera de la corriente progresista, al hablar casi con entusiasmo sobre los cambios que están ocurriendo en el campo, en un reportaje de Analía Roffo publicado el domingo pasado en Clarín. 

Y digo sorprendente porque acaba de editar un libro (junto a Jorge Gelman, "Historia del Agro Argentino"), que abarca desde la colonia hasta el 2000. Allí se pasa olímpicamente por alto el cambio en marcha desde los 90 y que, como marca este nuevo récord, se sigue profundizando. El propio Barsky, en algún encuentro casual, me había cuestionado la idea de que asistíamos a esta "Segunda Revolución de las Pampas". Para él no había más que pequeños cambios adicionales a un proceso que se había desencadenado en los 70. El libro confirmaba esa visión, como si no estuviera pasando gran cosa. 

Es cierto que el agro viene empujando desde antes de los 70, a pesar de que los teóricos aseguraban que el campo no respondía a los estímulos de mercado. Y entonces justificaban las transferencias de su renta a otros sectores "más dinámicos" a través de las retenciones y los tipos de cambio diferenciales. Lo que no es lícito es disimular el despegue de los 90, cuando se pasó de 30 a más de 60 millones de toneladas, con mucha más participación de las oleaginosas que son de más valor pero menos rendimiento. Y ahora vamos a producir ¡73 millones!. Si eso no es una revolución...

Los autores dicen en el libro que el aumento de la producción a mediados de los 90 fue consecuencia de la suba de los precios internacionales. Es falso, porque tras el pico de precios del 97 las cotizaciones se desparramaron y la producción siguió subiendo. Lo que provocó el cambio fue la capacidad de generar competitividad a través del cambio tecnológico interno y las mejoras del entorno productivo, con una mejor infraestructura y un avance del sector privado en el comercio y los servicios. Todo en un marco muy conflictivo, con una selección darwiniana tan antipática como inevitable. 

Pero al menos el Barsky del reportaje es otro. En este Barsky versus Barsky, me quedo con el que habla antes que con el que escribe. Si me hubieran hecho a mí la entrevista, creo que mis respuestas serían bastante parecidas (se puede encontrar en clarin.com.ar.). 

Comprender la esencia del fenómeno de las pampas es una de las claves para salir de la crisis. La visión tradicional niega la revolución, aún cuando está subrayada por cientos de evidencias. Para ella, el agro es un sector más al que le pasaron algunas cosas, como que le sacaron las Juntas o le redujeron el presupuesto al INTA. Lo esencial, en este caso, es bien visible a los ojos: el agro, a pesar de las enormes dificultades, sigue siendo una buena noticia. Casi la única.